Recuerdo este viaje a Aracena y Jabujo, dos pueblos que pertenecen a la provincia de Huelva. No se me olvida el aire puro de aquellos parajes en los cuales
alquilamos una casa en el campo. La casa de dos plantas era de estilo rústico ,rodeada de encinas donde campaban los famosos cerdos Ibéricos, de los que bien comimos.
La zona en concreto se llamaba Cortegana y estaba muy cerca de Jabugo, pueblo muy pequeño dedicado por entero a la industria del jamón de pata negra,
El pueblo se limitaba a dos o tres calles y en cada una de ellas decenas de tiendas dedicadas al cerdo y sus derivados.
Allí compramos un jamón que nos lo comimos casi de inmediato al calor de una chimenea de porte gigantesco, en la cuál casi cabía un hombre de pie y su tiro recorría hasta la planta superior calentańdola.
Por las mañanas el frío aire puro nos llenaban los pulmones , inundándonos de vida. Al día siguiente fuimos a conocer Aracena, pueblo famoso por unas cuevas milenarias de increíble belleza en la que la naturaleza había creado multitud de formas crapichosas; estalactitas y estalagmitas que ornamentaban un espacio único donde el tiempo parecía ser eterno.
Allí fuimos a probar la gastronomía del lugar, quedándonos plenamente satisfechos con el trato cercano que nos dieron.
Aconsejo a todo el mundo que vaya y conozca estos y otros muchos rincones de Andalucía.
La verdad es que me has puesto los vellos de punta, me has dejado alucinado, eres el mejor primo sópi.
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